jueves, 12 de abril de 2012

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Creía que se trataba de una errata: tan esquiva como para sortear media docena de correcciones; tan cruel que, ya irreversible, me encontró la mirada a las primeras de cambio. Pero MH, con muy buenos argumentos, me ha sacado del error.
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es el guiño de Dios que nos recuerda lo humildes que son todos nuestros empeños.

MH me habla por ciencia propia, pues también ella acaba de encontrar Su suave reconvención en su último libro.

Ya por mi cuenta, meditando sobre el envío de la Providencia, me pregunto si será mi soberbia la razón de que la errata aparezca en el escaparate de mi contraportada.

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