lunes, 25 de abril de 2016

Después de un viaje

Regreso de un viaje exótico: las novecientas páginas de Le Collège de Sociologie 1937-1939, de Denis Hollier. Libro intenso y de una densidad extraordinaria. De sus páginas he pasado a otras sobre la marcha. Estas, como las excursiones facultativas de los viajes organizados, puede uno contratarlas o no. Particularmente me he recreado en La fin des aventures (1931), de G. Ferrero; La Révolution mondiale (1934), de H. de Keyserling; y Journal d'une époque 1926-1946, de D. de Rougemont. Rebosan noticias sobre las religiones políticas, categoría que utilizan con toda tranquilidad y despreocupación.

Se percibe el rumor de lo sagrado, ese misterium tremendum et fascinans, sobre el que escriben manifiestos y profesan lecciones Roger Caillois y Georges Bataille en su Colegio de Sociología. Hay como una confluencia hasta finales de los años treinta -pasada después al estado gaseoso- entre esa "sociología sagrada", la repaganización de Europa (Keyserling), el auge de la "religión política" (Ferrero), la última versión francesa  de la "renovación católica": la Nueva Cristiandad (Maritain) e incluso, en España, la mundanización del catolicismo (San Josemaría) y la recatolización del mundo (Giménez Caballero, el primero y más imprudente de los doctrinarios españoles de la religión política). Quedan fuera de esta relación, naturalmente, nombres mucho más obvios (Chesterton, Belloc, Eliot, Dawson, Berdiaeff, Gilson, Mounier, van der Meer y, por supuesto, nuevamente Maritain), auscultados también hace pocas fechas en un libro de Mario Fazio.

Vuelve uno del viaje con ganas de hablar, de contarlo. A Carlo Gambescia me alegrará decirle, simplemente, que estuve allí.

lunes, 4 de abril de 2016

Los Grandes Éxitos del Partido Popular

La ley islámica enseñada en los colegios españoles con cargo al contribuyente.
El presidente Mariano Rajoy nos obliga a pagar la cuerda que nos ahorque y otros refinamientos espirituales. A su lado, la "inteligencia con el enemigo" del presidente J. L. Rodríguez Zapatero, el que primó los nacimientos de los muslimes en España con 2500 euros, parece ahora una inofensiva guerra de úteros.