El día 17 de marzo lo pasé en el campus de la Universidad de Navarra, en el despacho de R. A., de cuyo uso puedo disponer provisionalmente hasta que me ubiquen en uno de los puestos de investigador, en la Biblioteca. que organizara con tanta precisión Álvaro d'Ors. Leo muy concentrado a Ernst Forsthoff, el administrativista amigo y discípulo de Carl Schmitt, intérprete del Estado contemporáneo.
A ratos miro los lomos de los libros de mi anfitrión y leo sus títulos. Contenidos en un gran armario negro de 2'5 m. x 4 m., me alivian en su variedad: metafísica, filosofía de la historia, teología, revistas y anuarios jurídicos, en todas las lenguas europeas importantes. Folletos de la primera época del Estudio General de Navarra.
A ratos miro los lomos de los libros de mi anfitrión y leo sus títulos. Contenidos en un gran armario negro de 2'5 m. x 4 m., me alivian en su variedad: metafísica, filosofía de la historia, teología, revistas y anuarios jurídicos, en todas las lenguas europeas importantes. Folletos de la primera época del Estudio General de Navarra.
Me llama la atención una Historia de la filosofía del sacerdote chileno José M. Ibáñez Langlois, editada en Santiago en 1983. Hace unos meses leí una antología poética que le editaron en Númenor, envío de su antologuista, E. G.-M.: Oficio (2006). Lamento ahora no tener a la mano ese libro, que quedó amontonado en noviembre en un guardamuebles, a la espera de una liberación que tal vez coincidirá con la Pascua de Resurrección, casi pisando ya el mes de mayo.
Así se figura la filosofía Ibáñez Langlois: un quehacer entre el hambre de Dios y el hastío de lo humano.
mezclada con sonidos animales
de toda especie gritos en la montaña
vuelo de ángeles y estertores de moribundos
sabed que ésa es la historia de la filosofía
que pasa a medianoche por la tierra
buscando el Rostro de Dios a pesar de todo.
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