En la librería que flanquea, por la izquierda, la Biblioteca de la Universidad de Navarra -con su minuciosa y dorsiana ordenación de los saberes, coronada por la Teología-, encuentro, de Onésimo Díaz y Fernando de Meer, Rafael Calvo Serer. La búsqueda de la libertad (1945-1988), con un vasto Estudio introductorio de quien fuera su colaborador en años, Antonio Fontán. Hace apenas unos meses que lo editó Rialp.
Magnífico complemento de un libro anterior de Onésimo Díaz, Rafael Calvo Serer y el grupo Arbor, del 2008, que todavía no he leído.
Apabulla la capacidad de trabajo de este hombre, Calvo, sus dotes de organizador cultural (una revista, Arbor; una colección de primer orden en la jerarquía cultural española del siglo pasado, Biblioteca del pensamiento actual; un periódico, Madrid). Como Ortega en los años 20. Pero ensombrece el ánimo su caída política (el fracaso de la "Tercera fuerza") y su falta de realismo. Esto último, siendo motivo de hondas y melancólicas meditaciones, resulta imperdonable en un hombre de acción.
Consideración aparte merece el patetismo de su exilio en un hotel de París en los años 70, con ropas, maletas y trastos amontonados, en caos muy parecido, tal vez, al de sus ideas. Ahí quedan, como un testimonio indiscreto y revelador, las fotos que los periodistas José Martí Gómez y Josep Ramoneda encartaron en El exilio y el Reino, de 1976.
¿Me pregunto, por cierto, qué se la había perdido a Calvo en los aquelarres eurocomunistas del Marqués de Paracuellos del Jarama, Grande de la España Negra?
Consideración aparte merece el patetismo de su exilio en un hotel de París en los años 70, con ropas, maletas y trastos amontonados, en caos muy parecido, tal vez, al de sus ideas. Ahí quedan, como un testimonio indiscreto y revelador, las fotos que los periodistas José Martí Gómez y Josep Ramoneda encartaron en El exilio y el Reino, de 1976.
¿Me pregunto, por cierto, qué se la había perdido a Calvo en los aquelarres eurocomunistas del Marqués de Paracuellos del Jarama, Grande de la España Negra?
Leo que en sus útlimos años Calvo se sintió profundamente interpelado por el magisterio de Juan Pablo II.
Me llevo también Memoria del paraíso, de la ecuatoriana Corina Dávalos. Un breve poemario, el primero de los suyos, que me animo a comprar por algunos haikus y poemas que sobreleo, por una dedicatoria ("A Enrique G.-M.") y por su esmerada edición a cargo de Los Papeles del sitio, es decir. A. F.
Es el título décimo primero de Siltolá poesía, de la Isla de Siltolá.
Es el título décimo primero de Siltolá poesía, de la Isla de Siltolá.
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