Tal vez porque el sábado pasado me invitaron a dar una lección en un curso sobre "liderazgo social", con defectos tal vez, pero sin las nocivas ínfulas académicas de otros programas de estudios, he necesitado rumiar esta atinada observación de Carl Schmitt:
Sólo un indeciso puede elaborar una teoría del decisionismo. Por idéntica razón, el típico decisionista está incapacitado para desarrolar una filosofía, una teología o una teoría del decisionismo.
Una conferencia sobre jefaturas y caudillajes políticos: ¿acaso se le debe pedir más a quien fuera de su casa no desea ni ambiciona guiar otra cosa que el coche propio?
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