Leo "Facetas de dos procesos constituyente" (Revista de Estudios Políticos, 31-32, 1983), de Antonio Hernández Gil.
Sin esfuerzo se encuentran todos los tópicos de la ideología constitucional española, pero me quedo con este: "como ciudadano y como jurista he padecido siempre el complejo de inferioridad de carecer de constitución" (p. 11). Qué lástima que no le denunciara antes de la muerte del Viejo para ir ganando tiempo.
Sobre la falta de legitimidad del muy "legal" proceso de la transición basta con señalar sus piruetas para convocar las primeras cortes democráticas (las que antojadizamente se volvieron constituyentes) ¡recurriendo a las reglas de interpretación del Código civil! Si esto no es cogérsela con papel de fumar yo no sé lo que son los melindres.
Para que no haya dudas de su posición escribe también, sin necesidad (esto es el agravante): "Dolores Ibárruri, la gran luchadora", p. 22. Pensar lo que esta "gran luchadora", cuarenta años antes, habría hecho de los grandes oportunistas como Don Antonio me da escalofríos.
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