Menéndez Pelayo, enfrentado con Salmerón cuando estudiaba metafísica en su cátedra madrileña, caló a todos los krausistas a la primera. Viajando por Europa, más tarde, pudo contrastar mejor su opinión. "Personalmente considerados, le escribía a Valera en una carta, valen más como hombres que como pensadores". Muy benevolente me parece esta idea del escritor de la Montaña.
De todas formas, como elogio, siquiera como descripción mínimamente significativa, lo colocaría yo al nivel del socorrido, desnaturalizado y nada problemático "buena persona".
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