En un Diccionario de Ciencias sociales editado en Alemania, tal vez en los años 30 (excúsenme la imprecisión en la cita: estoy desembalando estos días papeles y libros), que consulté hace un tiempo se puede leer este epítome de la actitud política de los españoles: "Practican el deporte de cambiar constituciones". Doy fe de la literalidad de mi traducción.
Cuando leí en El Estado de obras, de Fernández de la Mora, que un cínico viajero francés decía que en España la constitución es una pellada de yeso sobre granito, pensé que a Don Gonzalo le hubiera gustado tener noticia de mi hallazgo.
Ahora es distinto. Vivimos en un régimen de progreso. La cifra del movimiento político es la reforma constitucional. Se va viendo que toda reforma constitucional, en España, es un lamparón en un charco de aceite.