Inerte, sin pulso. Débil y declinante.
No me sorprende la sabiduría de Valeriu Marcu, autor de un gran libro sobre Maquiavelo: Maquiavelo. La escuela del poder. Es un duro consuelo constatar que:
Muchos, que no saben ni griego ni latín, que trabajan penosamente o que también penosamente no hacen nada, los que van a dormir con regularidad y se levantan temprano -el pueblo-, pueden más fácilmente soportar una guerra de treinta años que un nihilismo moral de treinta años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario