Tampoco este verano podré leer Los Buddenbrook.
A cambio espero encontrar algunas de las banalidades superiores que los libros que forzosamente me acompañarán estas semanas reservan a los lectores pacientes.
Una de Maritain que saco a pulmón desde el fondo de Principes d'une politique humanista (1945), libro que no parece interesar ya ni a los llamados intelectuales católicos:
Los profesores de Ciencia política no se trabucan, en los asuntos de su espexcialidad, menos que la gente común: si los errores de esta son vulgares, los de aquellos resultan ser errores intelectualizados y documentados.
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